Yo soy de los que defiende que las cosas siempre ocurren por casualidad. Seguro que tras muchas casualidades, Anna Karina llegó a ser actriz, y que tras otra casualidad, la joven fue seleccionada para rodar el anuncio de jabón que la llevaría hasta las manos de Jean-Luc Godard para convertirse en su indiscutible musa. Las vidas avanzan por el camino de la casualidad, entrecruzándose fortuitamente con otras. Llamadlo destino si queréis, ambos significados pueden ser válidos.

La primera vez que yo me topé con el rostro de Anna fue cuando un amigo me recomendó la película 'Bande à part' de Godard, que como muchos sabréis, es la que da nombre a la productora de Quentin Tarantino (Band Apart), además de servirle de inspiración. La mítica escena del baile es una de las más recordadas, y creo que es muy especial ponerla en primer lugar. No sé vosotros, pero yo podría pasarme el resto de mis días observándola una y otra vez.
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