lunes, 28 de abril de 2008

Smoke & Blue in the face

Smoke y Blue in the face son dos de las películas a las que más cariño les tengo. Ambas están dirigidas por Wayne Wang y ambas son el comienzo en el cine del novelista y Premio Príncipe de Asturias, Paul Auster. La primera (Smoke) surgió a partir de un cuento de Navidad que Auster escribió para el New York Times. Wang lo leyó, preguntó quién era ese tal Auster y decidió que había que hacer una película sobre aquel fabuloso cuento. Smoke es la historia de un novelista, un vendedor de cigarros y un adolescente negro en busca de su padre. La mayor parte de la trama se concentra en la calle Court, en el centro de Brooklyn, en un estanco que se hace llamar La Compañía Cigarrera de Brooklyn. Entre sus actores más destacados encontramos a Harvey Keitel en un papel memorable, a William Hurt y a Forest Withaker. Fue el primer guión que Auster escribió para el cine. Y aunque dijo que no creía que volviera a hacer cine, que lo suyo eran las novelas, más tarde le entró otra vez el gusanillo (a quién no) y escribió y dirigió Lulu on the Bridge y La vida interior de Martin Frost, rodada en Portugal, adonde me voy yo esta semana. Gracias a estas dos últimas películas, Paul nos dio a conocer a su hija Sophie Auster (queridísima en Europa). Dios le bendiga. Y estuvo (también con su hija) en el pasado Donostia Zinemaldia, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián como presidente del jurado.

La segunda (Blue in the face) nació en el mismo rodaje de la primera, cuando a Paul Auster se le ocurrió que se podría retratar el mundo del gustoso personaje de Keitel en Smoke, el del estanquero llamado Auggie Wren. Como él mismo confiesa, todo surgió de forma muy primitiva, de hecho, ni siquiera se escribió un guión para la película. Paul Auster les redactó unas notas a los actores (Harvey Keitel, Mira Sorvino, Roseanne, Lou Reed, Madonna, Michael J. Fox, Jim Jarmusch, Victor Argo) donde se les daba información sobre sus personajes (muchos eran los mismos de Smoke) y sobre las pequeñas historias a interpretar. A partir de ahí, ellos improvisaban y todas las escenas se rodaban en planos masters, sin planos de cobertura, y todo por una buena razón, porque sólo tenían tres días para rodar una película. Más tarde, los famosos hermanos Weinstein que estaban al cargo de la producción, decidieron darles otros tres días más (generosos ellos) para acabar lo que no hubieran terminado, y entonces fue cuando Paul Auster se puso a dialogar alguna de sus historias. Al final tenían una gran cantidad de material sobre Brooklyn y el mundo de Auggie, pero no sabían si podrían montar todas las escenas de forma que tuvieran una transición lógica y coherente, ya que básicamente eran un cúmulo de distintas situaciones en el estanco de la Séptima Avenida. Para nuestro bien, la película se hizo en un tiempo record y con unos resultados tremendamente buenos. Una auténtica oda a Brooklyn.

Todos estos acontecimientos se encuentran impresos de forma mucho más compleja en el libro de Paul Auster cuyo título es el mismo que el de esta entrada, 'Smoke & Blue in the face' (Compactos Anagrama). Creo que la semana pasada me llevé el último ejemplar que quedaba en la Fnac de Callao en Madrid. Y es que había visto las películas, pero leer este libro es toda una aventura. Prometo que de ahora en adelante jamás me separaré de él, y es que aunque me lo leí en unas pocas horas, lo llevo encima a todas partes, como si fuera un amuleto o algo parecido. El libro contiene el guión de Smoke, la transcripción de Blue in the face en guión, un genial diario de rodaje, las notas a los actores, el relato de cómo se forjaron las películas y de cómo salieron adelante, una entrevista ejemplar a Paul Auster sobre las películas y su comienzo como guionista en el cine, imágenes ilustradas en blanco y negro, y el cuento del New York Times.

Para chuparse los dedos.

COMIENZO DE BLUE IN THE FACE

4 comentarios:

Sun-T dijo...

La conjuncion perfecta entre literatura y cine, cosa harto dificil en los tiempos que corren.Auster es un genio y Keitel es un actor fetiche al que todavia le queda mucho que decir. En cuanto a lo de Dylan en mi blog, me temo que solo tu y yo sabremos apreciar el genial esfuerzo de Tod Haynes, puesto que gran parte del publico no la entendera.

Víctor M. dijo...

Esperemos que al bueno de Keitel le quede todavía mucho que decir. El tío es un monstruo interpretativo.
Sobre I'm not there, a mí, que soy un fanático de los homenajes, hay un detalle que me encanta, que la voz del narrador en la versión original sea la de Kris Kristofferson, que en su día interpretó el papel de Billy El Niño, fascinación como tú bien dices en tu blog de Dylan (ah, ya sé sobre qué voy a escribir la próxima entrada...). Otra cosa genial es que la película no sea un biopic, tan sólo las vidas de distintos personajes de la sociedad, de la misma sociedad de la que Dylan se ha empapado. Por eso no hay mejor título que ese I'm not there. Creo.
En fin, que he acabado discutiendo sobre un tema de tu blog en el mío, pero bueno, supongo que da igual.

Sun-T dijo...

Pues a mi me encanta este intercambio de informacion cinefila (creo que tan solo disentimos en gustos musicales, por lo que he visto en tu blog hasta ahora, je je je eres mas popero que yo, que soy mas rockero)
Resulta sumamente interesante encontrar alguien con gustos cinefilos semejantes y con quien se puede discutir con un buen nivel intelectual. Agradezco tu paso por mi blog y el haberme descubierto el tuyo, que me ha abierto los ojos a nuevas perspectivas.Nos volveremos a encontrar en futuras entradas. Recibe un cariñoso abrazo de tu fan nº 1

Anónimo dijo...

El año pasado leí una obra de Auster que no me convenció, quizá porque estuviera mal traducida, lo leí en euskera... pero no sé, no me apeteció seguir leyendo, pero si todo el mundo está tan loco como él cogeré otro de sus libros y me lo leeré.
Tomo nota de las dos pelis que has recomendado y a ver si me gustan.
muaks!!!