sábado, 6 de septiembre de 2008

Mi encuentro con Jaime, un reconocido guionista

Ésta fue la primera vez que me encontré con Jaime, un reconocido guionista de cine y televisión:

Era un día de Otoño. Salí de casa con la tarde ya bien entrada, casi estaba anocheciendo. Al entrar por la boca del metro de Puente de Vallecas, un joven con una especie de hucha en la mano me pidió algo de dinero, yo me encogí de hombros y pasé de largo sin darle nada, pero en última instancia me volví a girar.

"¿No te das cuenta de que estás pidiendo en un barrio de pobres?" Le dije sin dejar de andar por lo que pudiera pasar.

Llegué al cine Doré unos pocos minutos más tarde, ya era de noche. Allí estaba Jaime, yo conocía alguna de las obras que había guionizado, y sabía que hace unos años fue premiado en el Festival de Málaga con la biznaga de plata al mejor guión por una historia que creo que trataba sobre un enfermo terminal, aunque no estoy muy seguro. Jaime era más joven de lo que me había imaginado, estaba sentado en el centro de la cafetería del cine. Yo no le reconocí, él me levantó la mano y yo acudí. Me senté frente a él.



"¿Eres Jaime?"

"El mismo, y tú eres Víctor supongo, ¿no?"

"El mismo."

Los dos nos estrechamos las manos. Después Jaime me invitó a tomarme un café con él antes de que empezara la película.

"¿Qué ponen hoy?" Le pregunté, ya que ni había mirado la programación.

"Dentro de media hora va a empezar 'Sonata de Otoño' de Ingmar Bergman. Espero que no la hayas visto."

"Pues no, no la he visto."

Mientras Jaime esperaba a que me tomara mi café, se puso a leer 'El País'. Me sorprendió bastante el poco trato que tuvo conmigo al principio para ser la primera vez que nos veíamos. Además, él fue el que se puso en contacto conmigo para quedar. Quería verme y yo no sabía muy bien para qué hasta que finalmente cerró el periódico.

"Ah, oye, me gustó mucho tu guión." Me dijo.

"¿Ah, sí?" No sabía a cuál de ellos se refería exactamente, ni tampoco cómo habría llegado a sus manos.

"No sé cómo se te ocurrió esa idea, me parece de lo más original que he leído últimamente, de verdad, es... es un humor muy ácido, pero a la vez está cargado de dramatismo, un dramatismo que ni los propios personajes y quizás tampoco el público sean capaces de visualizar." Jaime esbozó una pequeña sonrisa y continuó hablando. "Hay que estar zumbado para escribir algo así, de verdad, me recuerda a alguno de los guiones del tipo éste de 'La comunidad', además está contado con un surrealismo abismal. No sé, me gusta."

Por sus palabras supe enseguida a que guión se refería, aunque acto seguido, no acerté a decir nada. Sin embargo él pareció lanzarse a hablar.

"¿Conoces a... al tipo éste que fue ayudante de dirección de algunas pelis de los 90? Sí, hombre, él fue el que me pasó tu guión, es muy amigo mío, pero ahora no me acuerdo de su nombre. El que dirigió la película ésta, ¿cómo se llama?"

Me alegré por conocer a una persona en el mundo con más amnesia que yo. Aunque mi amnesia va sólo por épocas, un día puedo tener memoria de elefante y al día siguiente de pez. Por otra parte, a pesar de la vaga descripción de Jaime, también me di cuenta rápido de la persona a la que se estaba refiriendo. De todas maneras, ya me lo había imaginado.

A continuación comenzó a soltame un tremendo galimatías sobre Ingmar Bergman y su cine, si os soy sincero, no sé de qué narices me habló, yo estaba más pendiente de una guapa chica morena sentada dos mesas más adelante que me estaba haciendo gestos raros, o al menos eso fue lo que a mí me pareció.

Al salir del cine, Jaime me fue contando un nuevo proyecto en el que estaba trabajando, por lo que me dijo, se trataba de un spin off para la televisión sobre Emilio, el conocido personaje de 'Aquí no hay quien viva' interpretado por Fernando Tejero, el cual emigraba a Tarifa para llevar una tienda de surf. Poco después descubrí que a Jaime le entusiasmaba la música de los Beach Boys y había hecho sus pinitos en la modalidad de windsurf llegando a participar incluso en algunos campeonatos a nivel nacional. Por desgracia, su proyecto fue desechado por él mismo antes de que llegara a manos de ninguna productora.

Al entrar en la boca de metro de Antón Martín, Jaime se despidió de mí deprisa y corriendo, ya que su tren estaba a punto de salir y no quería perder cinco minutos de su vida esperando a que pasara el siguiente.

2 comentarios:

Sun-T dijo...

Yo hubiera preferido perder algunos trenes mas y pasarme toda la tarde charlando. Hubiera perdido trenes y ganado conocimientos. Unpersonaje ciertamente raro el Jaime este. Aun no me queda claro para que quedo contigo pero espero que lleve tu guion a buen puerto

Víctor M. dijo...

Eso fue justo lo que yo pensé, que era una persona muy rara. A mí no me quedó claro tampoco para qué quiso verme exactamente, creo que fue para comentarme el guión, pero como ya estaba escrito y reescrito no hubo posibilidad de invitarle a que colaborara en él. Cosa de la que ni mucho menos me arrepiento.
De todas formas, con el paso del tiempo he envidiado a esta persona de lo lindo, envidio la forma tan organizada que tiene para trabajar y para sacar sus proyectos adelante, todos, los malos y los peores, es como si tuviera su vida totalmente programada, y aunque su nombre real no es Jaime, te aseguro que su modo de ser es así, de lo más imprevisible.
Precisamente he querido relatar cómo le conocí y lo que aconteció ese día (más o menos) para presentarlo por si vuelvo a hablar de él, porque lo suyo con el mundo del guión fue como llegar y besar el santo. Incomprensiblemente. Aunque no le desprecio, yo me alegro mucho por él. Es la recompensa a su modo de currar. No es una persona dejada, es todo lo contrario, y podrá haber cientos de guionistas mejores que él, pero éstos nunca lograrán el éxito que éste tiene con los productores, a los que encadila, pero creo que no sabe muy bien cómo.