Siempre me ocurre al llegar Noviembre y no es por el cambio de hora. La noche llega y yo no tengo ganas de irme a la cama, y si lo hago, no conseguiré dormir. Mi media de sueño por esta época es de entre 4 ó 5 horas, cuando lo normal en mí son 7. Desconozco el motivo por el que puede ocurrir esto, quizá tenga que ver de algún modo que estemos en mitad del periodo entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno, de todas formas no busco a ningún psiquiatra ni a ningún médico que me haga un chequeo, porque lo que se puede ver como un sinvivir yo lo convierto en una ventaja, esas horas en las que no duermo, las reinvierto en la escritura y en la creación, tareas en las que cuando llega el frío, la lluvia y la nieve, me siento más inspirado que con el calor, que lo único que hace es reblandecerme el cerebro y en ocasiones también la imaginación, algo muy perjudicial para la salud del guionista. Debe haber algo místico entre los días grises y yo, pero la verdad es que siempre me ha parecido más inspirador, bello y placentero un paisaje nevado, ya sea en la ciudad o en el campo, que un tórrido día de verano. Con esto no quiero decir que no me guste el verano, no está nada mal, pero lo considero perjudicial para mi salud.
Otra cosa que me encanta es la ropa que se comienza a vestir, pero sobre todo, los objetos que encontramos en los bolsillos de los abrigos de la temporada pasada. Siempre encontramos algo que nos hemos dejado allí, aunque sea un simple papel. Yo este año en los bolsillos de mi chaqueta he encontrado un bolígrafo, restos de un viejo plan de rodaje, un azucarillo y una galleta. No me preguntéis qué coño hacía allí dentro una galleta porque no lo sé. Y más sorprendidos que yo cuando la hallé no creo que estéis.
También comienzan a llegar los ciclos interesantes de cine en las filmotecas. Últimamente he podido asistir a una charla de Montxo Armendáriz y a una reposición de una película suya que tenía muchas ganas de ver: 'Historias del Kronen', con Juan Diego Botto y Jordi Mollá.
Tres butacas a mi izquierda se sentaban una madre y su hijo de unos 8 años, que entusiasmado le contaba a ésta algo sobre una perla negra y no sé qué pollas sobre un pulpo gigante llamado Kronen. Tras un par de minutos caí en la cuenta de que el chaval creía que iba a ver una especie de spin-off sobre un personaje de 'Piratas del Caribe', pero creo que lo equivocó con el 'kraken'. El pobre debió sentirse muy decepcionado cuando descubrió que el Kronen en realidad era un bar.
Noviembre, escribiendo casi de forma enfermiza, concentrando toda mi energía en lo que de verdad me interesa, siendo huraño e incluso muy huraño a veces. Con unas barbas que ni Robinson Crusoe. Probablemente irreconocible a la vista de cualquiera que me conozca. No sé cuándo pararé, pero creo que de momento esto va para largo. Y yo que me alegro, pero necesito todavía más de esa magia especial que cada vez tarda más en llegar y dura menos. Mi querido frío. Intenso frío.
1 comentario:
Ayer vi por primera vez "Historias Del Kronen" y me encantó. Increíble, a pesar de los años que tiene la peli, cómo lo único que ha podido quedar obsoleto es la vestimenta de los actores ...
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