jueves, 14 de agosto de 2008

Cosas del verano

Si no escribo este post, creo que mis amigos me darán una paliza o algo así, por lo tanto, como lo escribo bajo coacción, es probable que algunas cosas no tengan mucho sentido.
El caso es que me han criticado duramente por la flojedad de mis últimas entradas, pero no sé qué coño esperaban que escribiera en pleno Agosto y durante el verano en general, yo estoy a lo mío, permitidme un poco de relax, joder. Me recriminan que por qué ya no escribo sobre los amigos y demás, que últimamente no hago más que hablar de películas y más películas, y es cierto, pero me remito a lo que he escrito antes, dadme un poco de tregua, que este jodido calor es insoportable, y a mí con el calor se me reblandece la creatividad.

En realidad no tengo muy claro que es lo que tengo que escribir ahora, unos me dicen que cuente mi anécdota del último sábado noche cuando me abordó un ucraniano, aunque no lo recuerde demasiado bien (ya íbamos por la segunda botella de quitapenas), o que cuente la gracia de cómo iba yo de resacoso (y según alguno sudando cerveza) durante nuestra subida de 45' por la montaña hacia nuestro paraíso perdido ('Los Pilones') donde abundan las cascadas y ese tipo de desniveles en el cauce del río, o que hable sobre mi percance con el coche, cuando le di un pequeño golpecito en el guardabarros delante de media ciudad, etc, etc, y es que en verano pueden ocurrir muchas cosas:

Nos hemos emborrachado, nos hemos perdido en el bosque, hemos viajado (aunque sea al pueblo de al lado), nos hemos caído (alguno incluso ha estado cerca de romperse la crisma), nos hemos quemado, nos hemos aburrido, hemos visto películas (o lo hemos intentado), hemos jugado al tenis, al ping-pong, y a una cosa llamada "las palas" (y no son las de la playa), también hemos aprendido que el gin-tonic sin una cáscara de limón no es gin-tonic, que yo soy un poco menos puntual que antes, que los ingleses se las dan de duros pero luego cuando vienen aquí no son capaces de aguantar unos cuantos chupitos de aguardiente y Ruavieja, que no se puede invitar a cualquiera a entrar a tu casa, hemos aprendido a atrapar ranas en la piscina de la macrofinca de tu amigo, y posteriormente, que si metes a una rana en un cubo de pastillas de cloro, ésta palma en cuestión de un par de horas. Este verano incluso he jugado la partida de cartas más longeva de toda mi vida, unos 54 minutos aproximadamente. Al final gané yo, lo tenía que decir. También puedes llegar a descubrir que puede haber gente que te conoce a ti, pero que tú no les conoces a ellos, lo cual no deja de ser inquietante de cojones... Y hasta me han llegado a decir que parezco un modelo de Calvin Klein, vivir para oír. Y lo que queda.

A los aludidos, si no están contentos con esta entrada (yo no lo estaría), pues que desarrollen cualquiera de éstos u otros acontecimientos que tanto les entusiasman (y a mí también siempre y cuando no sea mientras me apuntan con una Magnum del calibre 44) en los comentarios, que a mí no me apetece.
Sobre el tema de las imágenes y esas cosas que iba a poner sobre un corto dirigido por mí, no es que se me haya olvidado, simplemente es que todavía a estas alturas no he recibido nada de ese material. Siempre me dicen: "Para la semana que viene lo tenemos". Pero nada.

Y ahora con vuestro permiso, voy a ver si imprimo unos documentos que tengo que entregar inmediatamente, que ya voy con retraso, la condena eterna de cualquier guionista. Maldita la hora en la que dejé de ser puntual...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que no se puede invitar a cualquiera a entrar a tu casa.
Sí, éso lo aprendí yo hace 10 días, siempre he sido la de mi casa puertas abiertas.
El chollo se ha terminado.
En septiembre habría que hacer una recapitulación de lo aprendido... sí, creo que la haré.
Te tenía olvidadito, pero esta noche el msn está muerto y me paso para hacer acto de presencia!
goodnight!!

Víctor M. dijo...

Exacto, no se puede invitar a cualquiera a entrar a tu casa como norma general, pero sobre todo si esa persona es altamente propensa a que se le crucen los cables, a destrozar el mobiliario y va con un nivel bastante considerable de alcohol en la sangre.

Saludos!

gato montés dijo...

Alabado sea el altisimo por fin te dignaste a escribir sobre nustras miseras peripeacia en el agujero infernal y sus alrededores, altamente adornadas todo hay que decirlo.

P.D: Estos planean subir a Salamanca este finde asi que ya sabes

Víctor M. dijo...

Salamanca por estas fechas debe ser una ciudad infestada de turistas, y por las noches casi una ciudad fantasma. De todas maneras, supongo que siempre será mejor que nuestro agujero infernal. No sé , a ver lo que hacen, porque yo he estado hoy con ellos y no han dicho ni mu. Carlos y Steve creo que volvían a subir al torno, no lo sé. Todo esto está muy borroso.