'Valor de Ley' es mi apuesta

Vale, pues lo prometido es deuda, ya tengo a mi favorita para hacerse con el Oscar a Mejor Película. Es la 1:20 de la noche y acabo de llegar del cine tras ver a la última candidata de las diez que optan este año, y como se suele hacer, he dejado lo mejor del plato para el final. Acabo de ver 'True Grit' (Valor de Ley) de los hermanos Coen y no hay dudas. Anteriormente he comentado que me gustaría que se lo llevaran 'The Kids Are All Right' o 'Winter's Bone' (que se acaba de estrenar también en España), pero como eso no va a suceder, mi pronóstico final es para los Coen y su nueva obra maestra: la magnánima y magistral 'True Grit'. Os prometo que he intentado ser lo más imparcial posible, pero es ver una película de estos dioses y entrar instantáneamente en éxtasis, no lo puedo remediar. De hecho estoy considerando seriamente venderles mi alma a estos dos a ver si me ceden algún poder o algo así.



Tal vez mi corazón y mi pronóstico fallen (no sería la primera vez). Este año hay más nominadas que nunca, y tal vez juegue en contra que sea un remake de aquella también fabulosa cinta de Hathaway que en el 69 le dio su único premio Oscar al gran John Wayne, pero es que resulta que ésta es mejor, y resulta que también estoy empezando a pensar que en un pequeño arrebato de la Academia (con toda justicia por cierto), el Oscar al mejor actor pueda ir por segundo año consecutivo a mi adorado Jeff Bridges. Colin Firth se sale en 'El discurso del rey', pero Bridges... Bridges es natural, es empático como el que más y con él se te saltan las lágrimas de pura emoción. Sería histórico que un actor como Wayne y otro como Bridges tuvieran ambos este premio por interpretar al mismo personaje, aunque una cosa está clara, el reconocimiento ya lo tienen.

Antes de cerrar el post, me gustaría copiar aquí unas palabras que dejó caer Carlos Boyero en El País esta misma mañana:

Es muy raro que el cine actual se ocupe del western, un género agotado y sin tirón para el público, según los criterios ejecutivos de ese Hollywood enamorado de los efectos especiales, las tres dimensiones y la banalidad ruidosa. Es una suerte que la personalidad y el talento de los Coen hayan decidido ocuparse de este género en aparente defunción, que logren tanto arte en algo que ya no está de moda pero que mantiene intactas sus posibilidades expresivas para hacer gran cine.

Amén, y larga vida al western y a los Coen. Buenas noches.