martes, 24 de noviembre de 2009

Amantes Regulares

La primera vez que supe de la existencia de esta película fue en la 55 edición del Festival de Cine de San Sebastián. La película se presentaba en una sección homenaje a Philippe Garrel, y en uno de los reportajes de un periódico vi la fotografía en blanco y negro de Clotilde Hesme, una actriz entonces desconocida para mí, pero que consiguió cautivarme con su mirada. Desde entonces no me he perdido ni una sola de sus actuaciones (Les chansons d'amour, Le fils de l'épicier, Les derniers jours du monde), y ella fue el principal motivo por el que me puse a ver 'Les Amants Reguliers', que posteriormente se convertiría en una mis películas predilectas.



Una de las principales razones por las que te puede sonar su título son los vídeos que tengo en mi blog desde prácticamente el comienzo de su existencia. Un día los puse ahí, pasaron las semanas, se me olvidó quitarlos, o mejor dicho, sustituirlos, y cuando quise darme cuenta ya no tuve el valor para eliminarlos. Es como si formaran parte del diseño del blog, por lo tanto, aquí se quedaran hasta... no sé, hasta que me aburra.



Por su fotografía, cualquiera diría que la película se rodó en los años sesenta, sin embargo, su realización es bastante reciente, del año 2005. Garrel quería darle ese tono envejecido en blanco y negro para acompañar aún más la ambientación del Mayo del 68, época en torno a la que gira todo el argumento. Así que tenemos a François, un poeta interpretado por Louis Garrel, el hijo del director, y a Lilie, una escultora interpretada por la ya nombrada Clotilde Hesme, dos jóvenes que tras la revolución se conocen en casa de Antoine, un amigo adinerado. Allí se reúnen siempre un grupo de amigos que hablan sobre la vida y su lucha al mismo tiempo que se colocan, fuman opio, se enamoran y escuchan la música de Nico y los Kinks. Pero el paso del tiempo comienza a descolocar todos aquellos idílicos momentos y pondrá a prueba la estabilidad de ese amor.



De nuevo es una película que me cuesta recomendar porque sé que no está hecha para todos los paladares. Sus tres horas de duración son todo un reto, a unos se les hará eterna y no soportarán su ritmo con silencios de hasta más de diez minutos, pero a otros se les pasará volando y la recordarán como una obra única, preciosista y muy cuidada. Uno de los mejores trabajos sobre la sociedad del Mayo francés y sobre la regularidad del amor.

Para terminar, esta vez no me repetiré y os dejaré con un vídeo al menos inédito en este blog.

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