Esta reseña pertenece a Alfredo Domínguez, experto en la materia que trata 'Frost/Nixon', que pudo disfrutar de la película que nos ocupa antes que nadie en uno de sus preestrenos. Con toda su amabilidad, me cedió el documento hace unas semanas. Desde aquí le doy las gracias por ello.
“EL DESAFÍO: FROST CONTRA NIXON”
‘El Desafío’, cuyo nombre original en inglés es Frost/Nixon, es una muestra de una de las “guerras pacíficas” más bella de las que nos podemos encontrar en la sociedad actual que vivimos: el duelo verbal entre un periodista entrevistador y un político entrevistado. En esos duelos, ambas partes saben de antemano que, tras el transcurso de cualquier entrevista, sólo puede salir un vencedor: o el periodista consigue que el entrevistado diga lo que quiere que el público sepa sobre su vida y obra o el político lanzará los mensajes prefabricados que tiene en mente para que sus actuaciones estén justificadas y no caigan en reproches continuos del público.
El filme está basado en una obra de teatro de Peter Morgan que obtuvo un gran éxito en Londres y que el director, Ron Howard, traspasó a la gran pantalla debido a lo entusiasmado que salió de ver la obra. La historia versa sobre las entrevistas televisadas que realizó David Frost a Richard Nixon en el verano de 1977, que obtuvieron la mayor audiencia de un programa de noticias en la historia de la televisión estadounidense, con más de 45 millones de telespectadores.
Lo más interesante de la cinta es la representación de los acontecimientos que ocurrieron en torno a las celebraciones de las cuatro entrevistas entre el periodista británico y el dirigente americano, que revolucionó el arte de la entrevista periodística y cambió el aspecto de la política. En esos cuatro encuentros, el duelo verbal entre Nixon y Frost, que se realizaban para vislumbrar la mente del ex presidente caído en desgracia y para oírle reconocer los abusos de poder por los que se vio obligado a dimitir tras el caso Watergate, dejó en un segundo plano el contenido en sí de las entrevistas y lo que más destacó para todos, tanto para el público en general como para los ayudantes de ambos contendientes, es la pelea personal que mostraban ante las cámaras Nixon y Frost.
La película, debido a su gran nivel y a la repercusión que ha tenido en Estados Unidos, ha obtenido cinco nominaciones para los premios Oscar del próximo mes de febrero: mejor guión adaptado, mejor montaje, mejor película, mejor director y mejor actor principal. Para esta última nominación es candidato el actor de gran prestigio Frank Langella, que hace un papel soberbio encarnando al ex presidente Richard Nixon recogiendo perfectamente la actitud que reflejaba Nixon en su relación amor-odio con la prensa en su etapa post-presidencial y como la manejaba siempre que lo tenía en su mano.
El papel de David Frost (realizado por un soberbio Michael Sheen) es también muy interesante. Frost, que venía del mundo de los programas de entretenimiento, quiso hacer de estas entrevistas su trampolín para alcanzar mayor fama en el mundo del periodismo por el simple hecho de entrevistar a Nixon. Pero, al comprobar que las ayudas económicas y de las cadenas americanas no llegaban, empezó a implicarse de manera personal y a planear las entrevistas más desde el plano político y no “personal”, con la ayuda de su productor y de un periodista y un escritor norteamericanos. Clave es también la participación de este último, que fue el que “empujó” a Frost a hacerle unas entrevistas más incisivas y menos “jabonosas” a Nixon.
Otro aspecto que nos acerca al mundo del periodismo y al arte de la entrevista política es el proceso del pacto de las entrevistas. Por un lado, el pago fraccionado que hace Frost para realizar la entrevista, pagando la primera parte el día que tuvo la primera cita con Nixon y el resto en el período de la grabación de las entrevistas. Por otro lado, el acuerdo entre ambas parte de los temas a tratar en las conversaciones. Se realizaron reuniones para decidir de qué partes de la vida y obra de Nixon se iba a hablar en cada entrevista y cómo Jack Brennan (interpretado por un Kevin Bacon que cada día mejora más como actor), jefe de seguridad de Nixon, planteó las condiciones obligatorias para “allanar” el terreno a su protegido.
Esta obra refleja lo cercano y, a la vez, lejano que están dos mundos como el periodismo y la política. Cercano en el sentido que ambos mundos complementan al otro a la hora de expresar y extender cada campo en su sentido más amplio, o transmitiendo las ideas políticas a través de los medios de comunicación o consiguiendo un mayor reconocimiento periodístico según lo cercano que se esté a los poderes políticos. Sin embargo, son lejanos en el sentido de que en ambos lados siempre se ve a los profesionales del otro campo con cierto recelo y con temor a cómo van a querer utilizar su propio campo. Es decir, dos polos opuestos que se atraen y no se pueden despegar tan fácilmente como quisieran políticos y/o periodistas.
1 comentario:
¡Qué bien escribe el chico este! Parece que tiene pinta de buen periodista... Le auguro un gran futuro, jajajaja
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