La verdad es que hay tantísimas cosas que contar que no sabría por dónde empezar, así es que antes de pasar a la cuantiosa cantidad de anécdotas que vendrán en sucesivos posts, os describiré cómo suele ser un día de rodaje en la serie. Extrañamente, aunque mi pasión es escribir y permanecer tras las cámaras relevado en un segundo plano, ésta no es la primera vez que aparezco como actor de figuración en un trabajo profesional (en segundo plano también), y parece que ya voy cogiendo la dinámica, a pesar de que nunca he pasado tanto frío como trabajando de esta guisa, pero bueno, ya contaré cada cosa a su debido tiempo...
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Los hispanos del poblado de Caura con Merche, la maravillosa mujer que nos controla a todos.
5:50. Suena el despertador y empieza el día. Lo primero es darse una buena ducha para activarse rápido, después me preparo, me bebo un vaso de leche y salgo de casa para coger el coche y conducir durante aproximadamente media hora larga por carretera. Seguramente, sólo con ver la hora que es y la oscuridad y el frío que hace en la calle a muchos ya se os habrían quitado las ganas de ir a rodar, ¿verdad?
7:15. Ésta suele ser la hora habitual a la que se queda por las mañanas para aprovechar todas las horas de luz posibles, pero puede variar en función del plan de rodaje que tenga asignado tu personaje en la serie. Nos reunimos todos en un hotel de la bella zona de La Vera y desde allí nos trasladan en vehículos de producción hasta el lugar de rodaje de ese día (poblado hispano, campamento romano, monte...)
7:45. Aquí ya empiezas a perder un poco la noción del tiempo. Te deshaces de todos tus efectos personales y entras en la carpa de vestuario para que te cambien y te vistan a la moda hispana o romana, en mi caso hispana (una especie de camisón con un fajín en la cintura, botas o sandalias y una capa a la espalda). La gente de vestuario se lo curra mucho, no se les escapa ni un detalle y no te dan el visto bueno hasta que te vean perfecto. A veces eso puede llevar un rato. Después sales de la carpa y entonces te das cuenta de verdad de que hace un frío que pela, pero seguidamente entras en otra carpa, la de maquillaje, donde suele haber un calefactor de los buenos que se agradece. La gente de maquillaje es bastante simpática, y a pesar de las horas que son, se nota que sienten auténtica devoción por lo que hacen. De hecho creo que se lo pasan pipa poniéndonos sangre por el cuerpo y ensuciándonos la cara, el pelo y las piernas a conciencia. Y en tiempo récord Su trabajo prácticamente hace que a veces casi no tengas que actuar. Una maravilla.
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Un compañero y yo tomándonos el café de por la mañana. No lo parece pero hace un frío de coj...
8 y algo. Mientras esperas a que acaben de vestir y maquillar al resto de tus compañeros, aprovechas para ir a tomar un café y unos bollos para desayunar. Como no vayas con energia a rodar acabarás destrozado antes de mediodía. Habla la experiencia, aunque esto es duro para todos por igual. Muchas veces es divertido y te lo pasas bien con tus colegas, pero otras resulta bastante jodido, sobre todo mentalmente más que físicamente, y repito, esto es para todo el equipo por igual. De todas formas siempre es reconfortante ver que el trabajo se hace bien y que además a la gente le gusta. No hay mejor recompensa que ésa (además de la parte económica, claro está).
De 8 y pico a 11:30. Otro vehículo de producción te lleva los metros necesarios hasta el lugar exacto donde la gente de arte y atrezzo tienen preparados los decorados. Allí obedeces las órdenes de nuestra querida coordinadora, que nos maneja y nos cuida como nadie. También tenemos carpa propia con calefactor para descansar entre toma y toma, nevera (aunque ahora casi no hace falta) con agua y refrescos por si necesitas recomponerte o por si simplemente te apetece. En nuestra carpa suele ser donde pasamos los mejores momentos y nos echamos las mayores risas con las singularidades de cada uno. Pasar un rato al lado de Hovik Keuchkerian (Sandro) no tiene precio. De vez en cuando también nos echan alguna bronca porque hacemos demasiado ruido mientras descansamos, y es que cuando el director marca silencio allí no puede hablar ni cristo. Después de unas horas bastante ajetreadas filmando un mayor o menor número de secuencias, viene uno de mis momentos favoritos del día, ése en el que dicen: "Descanso para bocadillo".
De 12:00 a 15:00 (o más). En esta franja de tiempo hacemos lo mismo que en la anterior. Rodamos, descansamos, rodamos, descansamos. Por supuesto, también hay problemas. De vez en cuando las escenas no salen todo lo bien que deberían y tenemos que repetir varias veces. Normalmente el descontento general viene cuando el director y sus ayudantes dicen eso de: "Volvemos a primera", que significa que hay que volver a repetirlo todo, y vale, si se hace dos, tres e incluso hasta cuatro veces, pues no está tan mal. El problema viene cuando esa fatídica frase se repite ya más de cinco veces y tú te mueres de frío aunque te traigan mantas mientras retomas la acción. Y si se pone a llover ya ni te cuento. Después viene mi segundo momento favorito del día, cuando dicen: "Cortamos para comida".
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Juanjo Ballesta y yo después de recibir una buena paliza.
15:00 (o la hora que sea). Adoro a la gente de catering, ellos no lo saben pero les quiero con locura. El viernes pasado me acerqué a la mesa donde te sirven la comida sin una idea muy clara de lo que quería y la chica me preguntó qué iba a comer. Yo le respondí que me diera lo que quisiera, cualquier cosa, y ella me sirvió un generoso plato de una deliciosa sopa de arroz bien caliente que me dejó como nuevo y me quitó durante un buen rato el frío del cuerpo. Pequeños detalles así son los que un servidor valora. Aparte de eso, en la carpa de catering suele ser donde la mayor parte de los trabajadores coinciden unos con otros. No es extraño que por ejemplo la amable y educada Nathalie Poza coma a tu lado, o que vayas a echarte una ensalada y le cedas el último tomate fresco a la dulce Manuela Vellés, o en última instancia, que un productor estresado charle por teléfono sobre temas de presupuesto.
De 16:00 hasta el anochecer. Hay jornadas en las que acabas antes y otras en las que terminas más tarde, según para lo que te necesiten. Por lo demás, en esta franja continuamos rodando igual que por la mañana, sólo que un poco más cansados. Antes de comenzar una nueva toma, los encargados de vestuario y maquillaje revisan que todo siga perfecto e incluso si lo ven necesario te dan algún retoque de última hora. Así hasta que te digan que has acabado. A continuación, si te necesitan para realizar algún racord, la script te hace una foto y listo.
Sobre las 19:00. Te vuelves a cambiar, te quitas el maquillaje (o no si quieres darle un susto a alguien), te despides de todos, y un autobús te lleva hasta tu coche para que puedas volver a casa después de un duro pero productivo día de trabajo. Después lo único que te apetece es relajarte en el sofá, leer un libro o ver la tele, y si da la casualidad de que ponen 'Hispania' pues mucho mejor.