domingo, 31 de mayo de 2009

Entrevistas a Laverty

Paul Laverty, afincado en el madrileño barrio de Lavapiés, se ha convertido desde hace ya varios años en el guionista habitual del director inglés Ken Loach. En el 2002 ganó el premio al mejor guión en el Festival de Cannes por 'Felices dieciseis'. Tal vez, que ya hubiera ganado este premio con anterioridad le puede haber privado de ganarlo de nuevo este año por 'Looking for Eric'.

Laverty ha escrito los guiones de 'La canción de Carla', 'Mi nombre es Joe', 'Pan y Rosas', 'Sólo un beso', 'El viento que agita la cebada' (Palma de Oro a la mejor película en 2006), 'En un mundo libre' y la actual 'Looking for Eric', de la que yo sólo he visto los primeros 5 minutos de película y diré a su favor que son absolutamente brutales. En principio, su estreno en España está previsto para Enero del 2010, así que todavía queda un rato.

Para que conozcáis mejor a este pedazo de artista, aquí recojo fragmentos de diversas entrevistas que le han realizado:

Tú eras abogado antes de dedicarte al cine. ¿Cómo y cuándo empezaste a sentir la necesidad de contar historias?

Como todo lo que me ha pasado en esta vida, eso también fue un accidente. Yo trabajaba en Glasgow como abogado de oficio a principios de los ochenta y me interesé por lo que pasaba en Nicaragua. El caso es que me fui a trabajar allí como voluntario y vi cosas horribles, gente en el campo torturada con hijos mutilados o secuestrados. Así que al final de ese año me di cuenta de que quería escribir sobre ello. Quería contar lo que había visto pero nunca antes había escrito un guión. Mandé una carta a varios directores con mis intenciones pero pensaron que era un loco. Excepto Ken Loach que me invitó a un café y me dijo que escribiera algo. Volví a Glasgow y me salió casi todo el guión de La canción de Carla solo, y luego vino Pan y Rosas y Mi nombre es Joe, y así hasta ahora.

¿Y cómo decides cuál va a ser tu próxima historia?

Pues es una decisión muy difícil y además muy crítica porque hay buenas historias en cada esquina. Hay mucho de instinto. Y lo bueno es que con Ken escribo de lo que yo quiero y luego encontramos lugares comunes, algo que nos apasione a los dos. Tenemos que encontrar algo que nos dé la energía para luchar por ese proyecto durante mucho tiempo, porque hay que pelearse mucho, sobre todo si no es cine comercial.

Una vez que decides sobre qué quieres hablar, ¿cómo haces el trabajo de campo y la documentación para tus películas?

Empiezo por nociones, ideas y personajes, aunque estos últimos no los defino de inmediato. Hablo con la gente y normalmente todo el mundo está encantado de contarte su historia. Y después de oír tantas cosas interesantes, soy como una olla a presión, y me sale humo de las orejas y de repente siento lo que llamo “pre-scriptal tension” (se ríe) y pierdo el sueño y le doy vueltas a todo. Y al final sale. Pero entonces escribo demasiado, y todos los personajes quieren ser el principal, son como niños pequeños peleándose en mi cabeza diciéndome “yo, yo, yo”.

¿Cómo es trabajar con Ken Loach? ¿Escribís juntos?

No, escribo yo, y el se ríe entre líneas (se ríe). No, en serio, lo que suele pasar es que escribo un par de ideas que estaban en mi cabeza, unas premisas sólidas, descripciones de personajes y le comento mis ideas a Ken. Si le gustan empiezo a hacer mi trabajo de investigación, escribo el primer borrador solo y luego nos sentamos juntos y hablamos sobre ello. Es un proceso muy espontáneo. El guión siempre está abierto y lo varío en función del casting o del rodaje.

La verdad es que pareces involucrarte mucho con tu entorno social. Aquí escribiste algún artículo sobre la desmesurada actuación policial en una manifestación frente al Congreso, estuviste en un encierro de inmigrantes, vives en Lavapiés... ¿Es casual que hayas elegido este barrio?

No, claro que no, me encanta este barrio. Me gusta la multiculturalidad, la cantidad de historias diferentes que corren por estas calles. Me gusta ir a una tienda pakistaní o comer en un turco. Además yo también soy extranjero, aunque noto que a mí me tratan mejor que a otros. Y es que hay racismo en todos lados, pero siento que mi lugar esta aquí, no me gustaría vivir en un barrio residencial de las afueras, aunque allí también hay historias interesantes.

¿Qué le parece la política sobre inmigración del gobierno socialista en España?

Obviamente, es peor la derecha. Pero, al mismo tiempo, al PSOE también le conviene este mercado libre. Todos los gobiernos europeos adoran esta política. En España, hay más de un millón de inmigrantes sin papeles. Y eso es magnífico para el sistema. Son más vulnerables, y no se quejan tanto. Por ejemplo, en la ampliación del Metro de Madrid, se trabajaba en turno de 18 horas, siete días a la semana ¿Propicia esto un ambiente de trabajo seguro?

¿Qué le diría a aquellos que les acusan de hacer un cine maniqueo?

Respeto al público. Pero, generalizando, la mayoría de esas críticas vienen de la derecha. Con El viento que agita la cebada, hubo una avalancha de ellas, especialmente en Gran Bretaña. Lo más curioso es que la mayoría, ni habían visto la película. No creo que esa crítica se sostenga. Por ejemplo, en Pan y rosas, el personaje de Rosa es antisindicalista hasta las cejas, pero la comprendemos. O Angie, que es un personaje tan duro y contradictorio...

Vives con Icíar Bollaín, tu compañera, directora de cine, actriz. ¿Realizáis algún tipo de labor creativa conjunta?

Pues intentamos contarnos cosas pero yo no soy un loco del cine. A mí me gusta más el fútbol. Nunca sabes cómo va a terminar un partido, es más dramático, más interesante y más apasionado. Prefiero ir a ver un buen partido que ver una película.

¿De qué equipo eres?

Del Glasgow Celtic.

¿Y de aquí?

Me gusta cuando los pequeños equipos van bien, como el Rayo Vallecano. Me gusta ver cómo lo pasan mal los grandes equipos como el Barça. Y me encanta jugar con los amiguetes.

Además de jugar al fútbol y escribir guiones has actuado en alguna película.

Sí, otro accidente; fue en Tierra y libertad, de Ken Loach, hacía de brigadista. Allí fue donde conocí a Icíar y la verdad es que me lo pasé pipa. Había gente de todas partes y todavía soy amigo de algunos. Pero la verdad es que haría cualquier otra cosa en el mundo antes que actuar, es una tortura para mí, aunque me lo han pedido un par de veces.

¿Y la dirección?

Pues estoy bastante abierto a la idea, pero me lo paso demasiado bien colaborando con Ken. Creo que tengo la suerte de trabajar con uno de los mejores directores del mundo y, encima, es mi amigo. Prefiero ser el que descubre la historia, mientras que dirigir requiere una mente organizada y la verdad es que yo soy un desastre (se ríe).

¿Qué le parece el cine que se hace en España?

Me gustaría ver más cine español. Entre los viajes, los niños, los proyectos... no me queda mucho tiempo. Pero creo que España está viviendo un tiempo de grandes contradicciones sociales, que pueden dar lugar a buenos proyectos; ya sean surrealistas, irreverentes, divertidos... hay grandes posibilidades, lo único que hace falta es la imaginación.



Fuentes: Javier Corcuera y Manuela Villa (24 Abril, 2003); Manuel Barrero (22 de Febrero de 2008)

sábado, 23 de mayo de 2009

Cuatro de Cannes

El Festival de Cannes llega a su fin y aquí recojo cuatro películas de la Sección Oficial que parecen haber cautivado a crítica y público al mismo tiempo, siempre con alguna mínima excepción, claro. No me atrevo a decir cuál es mi favorita, y menos sin haberlas visto aún, y menos todavía conociendo el exotismo y el "cine de culto" que veneran aquí, lo que quiere decir que quizá pueda colarse alguna sorpresa. Esperemos que esa "sorpresa" al menos no se llame Lars Von Trier (y su película Anticristo) o Pedro Almodóvar, porque el primero debería estar en un hospital psiquiátrico por mucho que haya hecho Bailar en la oscuridad y Dogville, y el segundo tiene una auténtica bazofia entre manos: Los abrazos rotos. Y no es que yo sea un detractor de Almodóvar, aunque tampoco soy un ferviente seguidor de su cine, pero sinceramente creo que puede hacerlo bastante mejor.

Y sin más dilación, aquí están las más aplaudidas de este año (en Sección Oficial):

'Taking Woodstock'
Fue una de las primeras bombas en caer sobre Cannes. Todos conocen el talento que atesora este chino llamado Ang Lee, director de películas tan variopintas como 'La tormenta de hielo', 'Tigre y Dragón', 'Sentido y Sensibilidad', 'Hulk', o 'Brokeback Mountain', un hombre que estoy seguro de que es capaz de meterse en la piel de cualquier persona y entorno de la faz de este planeta. En Taking Woodstock da vida a la familia que alquiló las tierras para el festival, sin duda uno de los festivales de música más míticos de la historia, si no el que más, y a todo aquel movimiento cultural que con Woodstock representó el final de una época gloriosa: los años 60.



'Looking for Eric'
Todo lo que oigo de esta nueva película de la dupla Loach/Laverty son elogios, y estos dos ya saben lo que es triunfar en Cannes, a lo mejor les vuelve a caer premio...
En Looking for Eric nos cuentan la desastrosa vida de Eric, un hombre al que todo le va de mal en peor hasta que un día se le aparece su mayor ídolo, el futbolista-filósofo Eric Cantona para aconsejarle en su camino. Y la verdad es que sólo por la presencia de este ex jugador legendario, seguro que cualquier aficionado al buen fútbol se sentirá complacido.



'The White Ribbon'
Siempre que acabo de ver una película de Michael Haneke, las imágenes de la misma no hacen más que dar y dar vueltas una y otra vez por mi cabeza. Su tratamiento de la violencia es tan duro y tan turbador, que aunque estés ante una obra maestra, eres incapaz de sentirte cómodo. Más bien tiemblas y te alteras. Además lo hace todo con una frialdad y un pulso francamente inquietantes. Buen ejemplo son sus anteriores films, Funny Games, Caché o La pianista.
En The White Ribbon nos sumerge en un apacible pueblo alemán antes de la Primera Guerra Mundial para contarnos las vidas de los que en el día de mañana se convertirán en nazis. Firme candidata a la Palma de Oro. Por cierto que Haneke es un buen conocido de la presidenta del jurado Isabelle Huppert...



'Inglorious Basterds'
¿Qué demonios voy a decir yo de Quentin Tarantino?

jueves, 21 de mayo de 2009

La música de Tarantino (y sus bailes)

Fue llegar Quentin Tarantino a Cannes y revolucionarlo todo. La nueva película del ganador de la Palma de Oro por 'Pulp Fiction' en el 94, 'Inglorious Basterds' fue bastante aplaudida por sus adeptos y aunque a algún crítico le he oído decir que en ocasiones carece de ritmo, la tónica general es que estamos ante otra genialidad de este hombre que es un género en sí mismo.

En el pase de ayer por la tarde, rodeado de su gran reparto: Brad Pitt, Diane Kruger, Eli Roth, Daniel Brühl, Michael Fassbender, Mélanie Laurent, Mike Myers, Julie Dreyfus y Christoph Waltz, a Tarantino y a Mélanie Laurent le dio por bailar en la alfombra roja de esta guisa:



Y viéndoles bailar, no me he podido resistir a hacer un post recopilatorio de algunos de sus mejores momentos musicales en el cine, comenzando por el baile que imitaban en el video anterior, el 'You Never Can Tell' de Chuck Berry en 'Pulp Fiction', con Uma Thurman y John Travolta.



La secuencia de créditos iniciales en 'Reservoir Dogs', con el 'Little Green Bag' de George Baker Selection.



El baile sexy de Vanessa Ferlito en 'Death Proof' ante Kurt Russell. Música de fondo: 'Down in Mexico' de The Coasters.



Además:

-El señor Rubio (Michael Madsen) torturando en 'Reservoir Dogs' al ritmo del 'Stuck in the middle with you' de Steelers Wheel.

-El baile de Salma Hayek en 'Abierto hasta el amanecer' con la canción 'After Dark' de Tito & Tarantula'

-La intro de 'Jackie Brown' con Pam Grier y el tema 'Across 110th Street' de Bobby Womack.

lunes, 18 de mayo de 2009

Il Sorpasso (La escapada, 1962), Dino Risi

Hace ya algún tiempo me dio por hacer un montaje musical de una de mis películas favoritas de siempre: 'Il Sorpasso' de Dino Risi, traducida en España como La escapada, con el inimitable Vittorio Gassman y el gran Jean-Louis Trintignant subidos en ese fabuloso Lancia Aurelia Sport.
Pues bien, hoy publico el montaje aquí. El tema utilizado es Don't play that song de Peppino di Capri. Espero que os guste.

jueves, 14 de mayo de 2009

Diario de un novel

Casi con toda probabilidad, una inmensa mayoría de españoles han oído hablar de una película independiente del año 2002 llamada 'Smoking Room', escrita y dirigida por el catalán Roger Gual y el argentino Julio Wallovits. Fue todo un descubrimiento, una auténtica revelación. Si no habéis oído hablar de ella o no la habéis visto después de 7 años, ya estáis tardando demasiado.

Hoy la vuelvo a recordar por una razón. A comienzos de esta semana me pasaron el diario que escribió Roger Gual desde finales del año 1999, cuando aún no era más que un joven con un guión en sus manos, hasta el año 2003, cuando consiguió alzarse con el premio Goya. Yo no conocía su existencia, pero me lo he leído en dos días. Es un documento sincero, quizás demasiado sincero a veces, algo que se agradece. En él desentraña toda la odisea que fue enfrentarse a la realización de una película de bajo no, bajísimo presupuesto. Hay entretenimiento masivo, risas, problemas, y sobre todo, mucha fuerza de voluntad y valor. Además, como el autor pretende con su publicación, muestra el camino a través del tunel para que otros cineastas se motiven y realicen su propio viaje cinematográfico. El diario, titulado 'Todo por un largo', lo editó Ocho y Medio, y su introducción dice así:

Espero que este prólogo sirva para alguna cosa. Normalmente los prólogos no son de gran utilidad. Bueno, sirven para introducir al lector en lo que va a leer a continuación, pero si en realidad ya lo está leyendo es porque por alguna razón o por otra ya le había interesado. Entonces, ¿para qué leer el prólogo?
Si todos los lectores pensasen como yo, a estas alturas de párrafo ya habrían pasado de página y habrían ido en busca de aquello por lo que se compraron el libro en realidad: el diario de "Smoking Room". Y de eso precisamente es de lo que va esto. Esto va de no hacer caso. De no escuchar. De no seguir el camino trazado. De optar por la vía que más te convenga aunque haya que dar vueltas. De pasar de página aunque la real academia de la lengua y la santísima iglesia católica diga que primero siempre hay que leer el prólogo, que para eso está. Mentira.
Lo primero que tienes que hacer cuando quieres hacer una película es ir a ver a un productor. Mentira. La única manera de hacer películas en este país es teniéndolas prevendidas a los canales de televisión. Mentira. La forma más fácil de conseguir financiación es a través de las subvenciones. Mentira. Para hacer una primera película tienes que haber hecho por lo menos dos cortos. También mentira.
Estos son los tópicos con los que se encuentra todo aquel que quiere hacer su primera película. Después de leer este libro, el lector se va a dar cuenta de que los tópicos no son más que eso, tópicos. Y que el verdadero camino a la hora de hacer una película se lo hace uno mismo, con más o menos ayuda de la fortuna. En nuestro caso, nos lo hicimos nosotros mismos con mucha perseverancia, un poco de talento y con toda la suerte del mundo.
A pesar de que la mejor manera de empezar un proyecto es no esperando nada de él. Algo sí espero haber conseguido después de los cuatro años que ha durado el tortuoso proceso de "Smoking Room". Desde escribir el guión, conseguir la financiación, conseguir a los actores, conseguir rodar la historia, conseguir montar otra historia diferente a la que teníamos en el guión, conseguir estrenar la peli y finalmente conseguir que vaya gente al cine a ver lo que has hecho. Después de todo esto, espero una sola cosa: haber abierto una puerta a que otra gente pueda intentar hacer lo mismo, que otro se anime y piense: "Joder, si Éste lo ha hecho, yo también puedo hacerlo." Y si realmente todos pensamos así, no habrá nadie que nos detenga, nunca.

ROGER GUAL


En el año 2006, Roger estrenó ya en solitario su segunda película, 'Remake', escrita con Javier Calvo. Al igual que Smoking Room, era una película construida en base al diálogo. Diálogos genialmente escritos y puestos en boca de enormes actores.
En mi caso, este segundo trabajo consiguió gustarme incluso más que el primero, pero no sabría decir por qué exactamente. Supongo que por lo idílico de su entorno, por descubrirme al dúo CocoRosie, y porque al fin y al cabo me siento más identificado con esos personajes. Una cosa está clara, con películas como éstas, uno a veces puede sentirse orgulloso del cine español.

-Tráiler de 'Smoking Room'



-Tráiler de 'Remake'

lunes, 11 de mayo de 2009

La guionista es la estrella

La semana pasada leí algo que me gustó bastante y me parece oportuno recopilarlo aquí. Se trata de un gran reportaje de Borja Blas para El País sobre 'La chica golosina', más conocida como Diablo Cody. Espero que lo disfrutéis.

Ex stripper, bloguera y acreedora de un Oscar por el guión de Juno. Así es Diablo Cody, la mujer que sedujo a Spielberg para convertir a Toni Collette en un ama de casa con cuádruple personalidad.



La premisa daría para un dramón o una de miedo: un ama de casa con cuádruple personalidad lucha por tener una vida normal. Sin embargo, estamos ante la comedia soñada por Steven Spielberg para la televisión. Con sólo una temporada, recién estrenada en España, United States of Tara (USoT) se ha convertido en uno de esos fenómenos silenciosos que contribuyen a revolucionar el poderío narrativo de la caja tonta.

Para desarrollar esta idea, Spielberg buscó a una completa novata en el asunto, Diablo Cody, cuando el guión de Juno aún rulaba por los despachos de las productoras de cine. Ni siquiera él tenía la certeza de que esa historia del embarazo accidental de una adolescente (Ellen Page) se convertiría en un hito indie que le valdría a su autora el Oscar, pero le cautivó por su capacidad para conjugar humor corrosivo y ternura. Lo mismo que aplica a USoT, en la que Cody no sólo escribe, sino que trata de igual a igual al creador de E. T. ejerciendo de productora ejecutiva. "Obviamente, nadie se negaría a una propuesta de Spielberg. A pesar de mis dudas iniciales, nuestras sensibilidades creativas comulgaron enseguida", cuenta Cody desde Los Ángeles.

Pero convencer al gran público es otra cosa. Su gran carta ha sido Toni Collette, la actriz australiana que cautivó al mundo con La boda de Muriel. Ella es Tara, pero también es T (una niñata de 16 años), Buck (un camionero del medio Oeste) y Alice (una reaccionaria ama de casa extrapolada de los cincuenta). Todo en la misma persona. Según la propia Collette, que nunca había hecho tele, gracias a ella ha cumplido un sueño que jamás le habría permitido el cine: "Interpretar a varios personajes en el mismo día. Lo que podría ser un lío se convirtió en un auténtico deleite". Y todo eso a pesar de que entre toma y toma tenía que ejercer también de madre en la realidad, por tener un bebé de seis meses al que seguía amamantando.

En la ficción, su familia tiene asumida con entera naturalidad sus trastornos. De igual forma que asumen todos la homosexualidad de Marshall, el hijo de 14 años, interpretado por Keir Gilchrist. Una anomalía en la ficción audiovisual, donde el trauma o la caricatura preceden a cualquier personaje gay. "Vivo en Toronto, la segunda mayor comunidad gay de Norteamérica, así que no le doy mucha importancia al hecho de interpretar a un personaje así", asegura Gilchrist, que, a sus 16 años, se ha convertido en una pequeña sensación, "supongo que por la tranquilidad con la que está tratado el asunto".

Aunque en su vida Gilchrist cultive "un estilo punk rock", en USoT es (en palabras de Brie Larson, su hermana mayor en la ficción) "el Kevin Spacey de la casa". Su estudiado look, elegante y retro, responde a unos tiempos en que niños de ocho años como Arlo Wiener, hijo del productor de Mad Men, o la camada Brangelina se convierten en emblemas de estilo antes de aprender a vocalizar. "A mí lo que me dijo Diablo fue que me comportara como si tuviera 50 años. Así que yo me lo tomé como un tipo que si viviera en los años cuarenta sería muy cool".

La capacidad de Diablo para asumir nuevas consignas es clave. Según Brie Larson, "es la voz de nuestra generación". Algo que matiza Collette. "Sí, pero va más allá de la generación MySpace, de los códigos adolescentes. Es una voz con la que no nos habíamos topado hasta ahora en la cultura establecida, capaz de acometer con madurez historias complejas dotándolas de credibilidad".

Diablo Cody (de nombre real Brook Busey) se ha convertido en uno de los animales mejor preparados para sobrevivir en la cadena alimenticia de Hollywood. Pero ¿de dónde demonios sale este sueño húmedo de cualquier productor? De Lemont (Illinois), un pueblo del Medio Oeste donde, según ella, "existía cero estímulo para la creatividad. Todo lo que podías hacer un fin de semana era buscar alcohol para evadirte". Lo cierto es que ella acabó encontrando mejores fórmulas. Tras participar en una noche de strip-tease para aficionadas, dejó su carrera de secretaria para dedicarse plenamente a la barra americana, el peep-show y hasta la línea erótica. Una intensa experiencia que parodiaba a través de su blog Pussy Ranch y que reflejó a los 24 años en el libro Candy girl: a year in the life of an unlikely stripper (La chica golosina: un año en la vida de una 'stripper' atípica). Su editor le sugirió escribir un guión y ella se compró el de Ghost world, lo formateó y salió Juno.

Su incursión en Hollywood, una industria marcadamente sexista, en la que ni una sola mujer ha ganado un Oscar a la mejor dirección desde la fundación del premio en 1927 y sólo seis se lo han llevado al mejor guión, fue recibida con recelo. El mayor pecado de Cody no era su pasado como trabajadora del sexo, sino el no responder a la imagen de "gorda y gafas de culovaso" que cabría esperar de una mujer que se ha definido a sí misma como "una geek [cretina] sedentaria a la que tan sólo le gusta escribir". "A ningún guionista se le exige cuidar su imagen", protesta. "Sin embargo, nosotras tenemos que estar fotogénicas las 24 horas del día".

A pesar de provocar reacciones encontradas (busquen en la Red, hay quien la adora y la detesta), Cody se las apañó para nadar en las procelosas aguas del star-system. También se deshizo a finales de 2007 de su marido, Jon Hunt, un músico de Minneapolis que había conocido a través de Internet. ¿Cuántas propuestas de matrimonio ha recibido desde entonces? Se ríe. "Uhm, me da rabia decirlo, pero ¡ninguna! Eso sí, todo el mundo quiere ser mi amigo". No hace falta que lo jure. El propio Hugh Hefner le cedió su mansión Playboy en junio del año pasado para que celebrara su 30 cumpleaños con una fiesta de temática pirata arropada por Courtney Love, Drew Barrymore, Lily Allen, Eli Roth o Michael Dexter C. Hall. Si hay algo a lo que se ha acostumbrado en su vida en Los Ángeles es a las fiestas. "Por suerte, siempre hay alcohol. Si no, soy incapaz de desinhibirme".

A una canción de Courtney Love y su grupo Hole debe Cody el título de la película que estrena en septiembre en EE UU. Jennifer's body, que ha escrito y producido, trata sobre una cheerleader (Megan Fox) poseída por un instinto comehombres. Literalmente: se los zampa. Una mezcla de horror y comedia, sus dos géneros predilectos. "El terror es un género muy femenino. Si te paras a pensarlo, la última que queda siempre en pie es una chica". Debido a los preparativos de la segunda temporada de USoT, tiene paralizado otro proyecto fílmico, Girly style, que, en su empeño por romper convenciones, anuncia como "un Porky's para chicas". Esto no impide que ya esté embarcada en otra producción, la adaptación de la novela sobre dos zombies enamorados Breathers, de S. G. Browne.

¿Qué ha quedado de la chica que se inspira en experiencias personales para escribir? ¿Para cuándo un guión sobre su propia vida? "Nadie me lo ha ofrecido directamente, pero he pensado en ello. Aunque creo que todavía no he vivido lo suficiente". Y si lo escribiera, ¿borraría algún capítulo de su vida? "¡Por supuesto! Ahora tengo que ser una dama respetable [risas]. He empezado a comportarme mucho mejor. Bueno, al menos lo estoy intentando".

ESTA CHICA ES UN DIABLO

Diablo Cody se ha convertido en la persona más buscada de Hollywood. ¿Por qué? Aquí, algunos argumentos de peso.

Haciendo amigos. Al aterrizar en el cine declaró: "Hay mucho ejecutivo puerco suelto por ahí que se siente intimidado por una mujer con ideas subversivas". ¿Aún lo piensa? "¡Claro! Y yo siempre estoy dispuesta a hacerlo todo más subversivo. La segunda temporada de USoT será mucho más cañera".

Las otras Cody. "Yo tengo muchas más personalidades que Tara; de hecho, puedo pasar días enteros funcionando como otra persona". ¿Y a cuál de sus alter ego debemos temer más? "A uno que asoma una vez al mes y que surge por culpa de las hormonas femeninas".

La teoría del orgasmo. Cody asegura que las películas están construidas como el orgasmo masculino, que todo está dirigido a un clímax final. ¿Podríamos entender entonces las teleseries como algo cercano al femenino? "Desde luego, el ritmo cambia constantemente y puedes controlar su duración".

Adicta a las redes sociales. "Me gusta contar en MySpace o Twitter si voy a salir esa noche. Lo que no acabo de entender es que mis fans lo lean y se presenten allí".

La peor actriz. Así se ha definido tras un cameo de sí misma en 90210, la continuación de Sensación de vivir, donde encargaba un vestido a Tori Spelling para la alfombra roja. "Descubrí glándulas sudoríparas en lugares de mi cuerpo donde pensé que no existían".

Una nueva generación. Las guionistas se han propuesto romper los esquemas: Lorene Scafaria, Dana Fox, Liz Meriwether y Diablo Cody se han autoproclamado The Fempire (apócope de "imperio" y "femenino"). "Cada vez que una estrena, alquilamos una limusina para espiar a la gente a la puerta de los cines. A la tercera parada, ya estamos borrachas".

martes, 5 de mayo de 2009

Viaje al sur

Esta última semana me he llevado el trabajo al sur de España. Mi idea era aislarme aún más de todo durante un tiempo para terminar de escribir sin interrupciones mi nuevo guión. Así que mi ordenador y yo nos trasladamos a un dúplex bastante antiguo pero apacible en la costa de Cádiz. Ya sabéis que esos lugares, al igual que cualquier hotel o apartamento de playa, son el hábitat natural de los mosquitos más grandes del país. Lo digo porque esos malditos siempre me acribillan.



Mi habitación tenía unas estupendas vistas al mar y por lo menos me servía para dormir (o casi), que era lo importante, aquello debía ser lo único bueno, porque como he dicho, el dúplex tenía ya sus años y no todo funcionaba a la perfección. Por 30 euros la noche tampoco me podía quejar demasiado, a pesar de sufrir enormes y casi estrepitosas consecuencias. Para empezar, siempre que abría una puerta, me quedaba con el pomo en la mano, lo mismo pasaba con las anillas de los cajones y en general con cualquier cosa que se abriera y cerrara, pero desde luego, nada comparable a lo que me pasó el primer día, y os aseguro que todo esto es completamente verídico. A veces me pregunto por qué siempre me pasan a mí este tipo de cosas, pero en fin.

Yo salía de casa cerrando la puerta con llave cuando al sacarla, me quedé con la cerradura en la mano. Instintivamente, volví a colocarla en su sitio, y presionando con mi mano, volví a sacar mis llaves, ahora la cerradura permanecía donde le correspondía, metí la llave de nuevo para probar si funcionaba, pero no giraba hacia ninguna parte, intenté sacar la llave de nuevo, pero no salía, intenté abrir la puerta, pero no había forma, tiré con todas mis fuerzas, y me cargué los muelles de la cerradura. Había conseguido extraer las llaves, pero ahora era imposible abrir la puerta.

En este tipo de situaciones, lo más lógico sería perder los papeles y acojonarse, pero si algo me caracteriza a mí es la serenidad, así que no pude más que dejar caer una pequeña sonrisa de incredulidad. Ahí estaba yo, en un pueblecito que jamás había pisado, donde no conocía a nadie, sin casa y sin dinero.
Me quedé sentado en la calle alrededor de media hora, pensando qué demonios hacer, después me levanté y caminé hasta la parte trasera del dúplex, miré a ver si por casualidad me había dejado la ventana abierta, pero no hubo suerte, de todos modos intenté abrirla a la fuerza como el mejor de los ladrones, hasta que en un golpe de suerte, logré desencajarla y pude entrar. Volví a montar la ventana en su sitio, sin cerrarla del todo ahora ya podía salir de casa sin temor a quedarme fuera.

La ventana de atrás se convertiría en mi entrada durante toda la semana, y menos mal que ningún vecino avisó a la policía, porque viéndome entrar a oscuras por allí todas las noches, cualquiera podría haber pensado que yo era un caco.
Conciliar el sueño tampoco era moco de pavo, los del dúplex de arriba eran hippiemúsicos, y tenían la fea costumbre de ponerse a tocar sus timbales a altas horas de la madrugada.
En cuanto a la escritura del guión, tampoco avanzaba tanto como quería, y la tentación de tener la Feria de Abril en Sevilla a escasos kilómetros era demasiado fuerte, por lo que no me pude resistir a pasar allí un fugaz día entre rebujitos, pescaítos y sevillanas.

Con la llegada del final de la semana y del puente de Mayo, la temperatura y la ocupación de los apartamentos subieron considerablemente. Las playas estaban a rebosar de gente y los restaurantes absolutamente desbordados. Evidentemente existe una crisis económica, nadie lo duda, pero imágenes como ésa me hacían replantearme una y otra vez si la situación estaba afectando verdaderamente a la población. Mi conclusión es que existe este problema, la gente se queja, pero personalmente la mayoría no lo nota tanto, al menos de momento.



El sol comenzaba a picar con fuerza, mi colorada nariz lo puede corroborar, y teniendo la playa justo delante, de nuevo la escritura quedaba relegada. Recuerdo que el chapuzón más tempranero que me he dado nunca en una playa fue un 4 de Abril en mi querida Salou. La semana pasada estuve cerca de esa marca. De todos modos, por alguna razón, la playa, la arena, la gente caminando semidesnuda por la calle y todo ese ambiente en general, me pone de mal humor, me desespera. En ocasiones, dependiendo del lugar y de las chicas en biquini, me relaja, pero donde esté una gran ciudad para perderse que me quiten lo bailao. Eso sí, tomarse una cañita fresca en el chiringuito acompañado de unas buenas gambas blancas de Huelva escuchando a Juan Luis Guerra no tiene precio. Así que si algún día deciden quitar los chiringuitos, me temo que jamás volveré a una playa.

El sábado era el día del Partido de fútbol con mayúsculas: Real Madrid - Barcelona, y un culé como yo no podía perderse la cita de ninguna manera. Había sido un mal día porque mi equipo del alma, el Rayo, se había descolgado un poco en su lucha por el ascenso a Primera División, pero todavía me quedaba el Barça, el equipo de mis amores. Me habían recomendado un bar con pantalla gigante donde verlo. Cinco minutos antes del inicio del partido, la señal de la televisión parecía haber muerto, así que toda la gente que había allí se fue nerviosa y con prisas en busca de otro bar. De repente, alguien gritó que la señal había vuelto, y todos volvieron corriendo en estampida para coger el mejor sitio. El resto sobre el partido ya lo conocéis, pasó lo que tenía que pasar, y con tal recital de fútbol, la cerveza se acabó incluso antes de la primera parte de la contienda. Puro orgasmo futbolístico, como dice Luis Enrique.



Después entré en una yogurtería a por un helado de leche merengada. Me cobraron casi 4 euros por la tarrina pequeña. Como no me lo podía creer, le pregunté de nuevo a la chica que cuánto le debía. Creo que me lo confirmó un par de veces, y joder, el helado estaba francamente bueno, pero me dejo tiritando, y no precisamente de frío. Aún guardo el ticket de recuerdo.

En este tiempo también pude disfrutar de tres películas enormes que me había dejado en el tintero: 'Gran Torino', 'The Visitor' y 'Déjame Entrar', esta última todo un descubrimiento. Terminé de ver la segunda temporada de 'The Wire', una de mis series favoritas junto 'A dos metros bajo tierra', 'Twin Peaks' y 'Seinfeld', aunque sé que tengo que empezar a ver 'Mad Men'.

El domingo hice una última visita al chiringuito de la playa, y antes de comenzar la vuelta a casa comí en el mismo restaurante de todos los días. Ya incluso me había hecho amigo de las camareras, algo no muy difícil porque en el trato al cliente rebosaban amabilidad y alegría, y eso es lo que gana las propinas, aunque yo estuviera pelado.

Al iniciar el trayecto de vuelta por carretera fui poco previsor y me topé con cientos de motos que salían del circuito de Jerez tras asistir al Gran Premio de motociclismo de España. Probablemente nunca he visto tantas motos juntas de gran cilindrada en una autovía, todo un espectáculo a pesar de la caravana. Ellos iban tan campantes con esos monos como si nada, estirando las piernas de vez en cuando, pero lo cierto es que según el termómetro del coche, estábamos a 34 grados centígrados, y sólo de verlos, a mí me entraba más calor todavía. Por lo demás, el viaje fue bastante tranquilo, le tuve que enseñar el dedo a un gilipollas que no sé dónde consiguió su carné de conducir, una kawasaki me adelantó por la derecha a unos 200 kilómetros por hora y volvió a meterse a la izquierda entre dos coches, y un pobre pájaro se estrelló contra el parabrisas propinándome un susto de muerte.